jueves, 31 de enero de 2013

Els misteris de l’Oriol Holmes

Totes les tardes, quan em poso el barret de Sherlock que em va portar el rei Baltassar a casa la iaia Lourdes, segueixo amb les meves investigacions súper secretes. Em vaig fer detectiu privat fart de que la mama sempre em digués que era “massa petit per entendre algunes coses”.

Tot va començar quan els tiets es van canviar de casa. Jo no volia dir-los el que pensava de la nova, perquè últimament estan molt tristos i ploren sovint. Però és que la seva no era una casa normal i corrent com la nostra, ¡no senyor! La nostra és petita i és veritat que està prop del col·legi, però moltes nits la mama ha de marxar a dormir a la saleta d’estar per no sentir el soroll del carrer. En canvi la dels tiets... ¡aquella sí que molava! Tenien un jardí gegant, amb plantes, arbres, i ¡animals!

En canvi la nova... pfff. Està a un edifici trist i fosc i no té jardí. Però això no és el pitjor. Comparteixen la casa amb moltíssima gent. Un milió de persones, potser. Avorrides i amb cara de pomes agres. Ells  viuen a una habitació del quart pis i la comparteixen amb un senyor calb i la seva dona. Ni tan sols tenen un llit per cadascú, la tieta dorm a una cadira que es pot tombar cap enrere fent maniobres per no topar amb la paret. Un altra cosa molt estranya és que tenen criades. Jo ja n’he contat com cinc o vuit. Porten el menjar, netegen l’habitació i parlen en clau. Sovint ens fan sortir al passadís perquè li han de fer al tiet no-se-què i no-se-quantes. Són força manaires per ser criades.

Total, que jo li anava preguntant a la mama, però de seguida girava el cap per dissimular, tot i que jo sé que això ho fa per plorar sense que la vegi. I al final, sempre la mateixa cançoneta: “Oriol, ets massa petit per entendre aquestes coses”.

Així que vaig decidir descobrir el misteri pel meu compte i crec que ja estic a punt de tancar el cas. A veure:

- Comparteixen pis
- Ploren molt
- No treballen
- Repeteixen sovint “no hi ha res a fer”

Està ben clar el que passa aquí: els tiets, de sobte, s’han tornat pobres.

martes, 22 de enero de 2013

Querido yo

Querido yo del pasado:
He venido para avisarte. Soy tú. Lo he visto todo. Sé que es tarde, pero debo enseñarte algo. Coge el coche.

Querido yo del pasado:
Sé que has hecho trizas mi primera nota. Encontrarás más. Te lo dije, te conozco. ¿Te has preguntado dónde está tu mujer? Confía en mí, coge el coche.

Querido yo del pasado:
Comienzas a asustarte pero te pica la curiosidad. Piensas, “¿quién me ha preparado esta broma de mal gusto?” No es una broma, necesito que veas algo. Coge el coche.

Querido yo del pasado:
Bien, necesitarás un café para poder conducir de un tirón hasta la casa de la montaña. Está lejos y estás dudando. Nuestra absurda y monótona vida está a punto de cambiar. Decídete.

Querido yo del pasado:
Entra sigilosamente. Ella está aquí, pero no está sola. Lo sospechabas, pero no te atrevías a confirmarlo. Está aquí, está con él.

Querido yo del pasado:
Esa zorra te ha amargado la vida, pero no sabes cómo dejarla. Yo estoy de tu parte, ya lo he vivido. Estás asustado, pero la rabia empieza a dominarte. Haznos un favor y sube discretamente las escaleras.

Querido yo del pasado:
Están en la habitación del fondo. Puedes notar su presencia. Disfrutan haciéndote sufrir. Se ríen de nosotros mientras retozan en tu cama. La odias. Tu exasperación comienza a oscurecerte el alma.

Querido yo del pasado:
Sólo tienes que abrir la puerta y hacerlo. Líbrate de esa puta descarada. Mátala.

Querido yo del futuro:
No alcanzo a comprender cuál ha sido tu motivación para semejante treta. Quizás su carácter haya llegado en el futuro a límites inaguantables. Ya no tiene importancia, pues su sangre cubre ahora nuestra cama y parte de la alfombra. Acertaste, estaba aquí. Pero ella no tenía a nadie a su lado y yo no tenía tiempo para rectificar. De todas formas, te perdono. Eres yo, me lo debo. Espero seas tan magnánimo conmigo. Siento que tu vida penda de la mía, pero no podré soportar la culpa. Hasta nunca, futuro yo.

domingo, 20 de enero de 2013

Competencias

Muy señores míos:
Quisiera expresarles mi preocupación por el paradero de mi vecino, el señor Matías (anexo señas concretas en carta adjunta). Hace dos días que el susodicho no aparece por su domicilio y, considerando que no me consta que tenga familia, me inquieta la sospecha de que algo haya podido ocurrirle. Les ruego investiguen el paradero del mencionado.
Se despide atentamente,
Francisco Pardo.

Estimado señor Pardo,
Respondemos a su solicitud con número 233.241.789 comunicándole que el asunto que expone no es competencia del Ayuntamiento sino de la Policía Municipal.
Cordialmente,
Ayuntamiento de Torre La Nueva

Señores:
La policía insiste en convencerme de que la supuesta amante del señor Matías ha declarado que el aludido se ha mudado a las islas Fiyi. ¡Qué va a mudarse! ¡Si odia la playa! Cierto es que el piso estaba vacío cuando una patrulla se personó a comprobar el domicilio, pero a mí no me engañan. Oigo ruidos sospechosos por las noches. Algo grave ha sucedido.
Saludos,
Francisco Pardo.

Estimado señor Pardo,
Respondemos a su solicitud con número 233.241.945 comunicándole que el asunto que expone no es competencia del Ayuntamiento sino de la Policía Municipal.
Cordialmente,
Ayuntamiento de Torre La Nueva

Un olor nauseabundo llega desde el piso del señor Matías y gritos aterradores reclaman mi atención desde su rellano. ¡Ayúdenme! Hagan algo, ¡lo que sea!

Estimado señor Pardo,
Respondemos a su solicitud con número 234.110.004 comunicándole que el asunto que expone no es competencia del Ayuntamiento sino de la Policía Municipal.
Cordialmente,
Ayuntamiento de Torre La Nueva

Apreciados señores:
Como podrán comprobar, les escribo desde mi nuevo domicilio. Descanso mucho más tranquilo desde que logré acabar con el olor y las voces gracias al queroseno.
Atentamente les saluda,
Francisco Pardo.

lunes, 14 de enero de 2013

Adiós muy buenas

Me dirijo con paso firme a su despacho pero en cuanto llego a la puerta, las piernas
comienzan a temblarme y en un instante pierdo el coraje que he tardado semanas en adquirir. Intento recomponerme repitiéndome el mantra “hace falta valor, hace falta valor”. Cojo “aire” y golpeo la puerta.

–“¿Quién es?

–“Soy yo”, Peláez. Quería hablar con usted en privado.

Asomo la cabeza y su gesto afirmativo me invita a pasar. Ya está, ahora ya no hay vuelta atrás, “no hay nada que ahora ya puedas hacer”.

–Verá, señor Vila, quería hablarle de mi situación económica. Sé que son “malos momentos para” pedir este tipo de favores, pero estoy pasando un apuro financiero y…

–No puedo creer que estemos teniendo esta conversación, Peláez. Sabe por lo que está pasando la compañía.

Empezamos mal y yo que creía que esto era un buen plan.

–Sé que todavía tenemos un buen margen de beneficios –continúa Vila recordando su recién comprado Mercedes último modelo– pero, ¿por cuánto tiempo? La crisis nos acecha y no podemos permitirnos…

Me levantaré y le escupiré en la cara. Me aseguraré de darle una buena panorámica de mi trasero mientras le sugiero que se meta el margen de beneficio por su enorme y seboso culo. Sigue con su discurso de manual.

–Somos una gran familia. Y en las familias, lo importante es la unidad de sus miembros. “Juntos, cualquier situación” puede superarse. Por eso, Peláez, los egoísmos no tienen cabida en nuestra empresa.

Danzaré a su alrededor recordándole que es un “cabrón hijo puta” y no me importará amenazarle de muerte con el abrecartas. “Y bailaré sobre tu tumba”. Le propinaré una patada voladora que hará aterrizar su cuerpo en el suelo del despacho.

–Olvidaremos este incidente, Peláez, porque sé que sólo un mal día puede haberle llevado a proponer semejante osadía. Anda, vuelva a su puesto de trabajo y sea un miembro productivo.

Me levanto con mi dignidad hecha añicos. Pero antes de llegar a la puerta consigo recomponerla.

- Prepárame los papeles, maldito hijo de puta. No me esperes mañana. “¡Qué lástima, pero adiós! Me despido de ti y me voy”.

jueves, 10 de enero de 2013

Microrrelatos Cadena Ser II

Se lo advertí

- ¿Qué hace ahí fuera Lucas arañando la ventana? Tiene muy mala cara, mamá, deberíamos dejarle entrar.
- ¡Ni hablar! Me tiene harta. Le avisé de que si no estaba en casa antes de las seis se encontraría el pestillo echado y pierdo toda autoridad si no cumplo mis advertencias. ¿Qué culpa tengo yo de que el fin del mundo sea precisamente hoy?


Lo de siempre

- ¿Qué hace ahí fuera Lucas arañando la ventana con la piel verdosa y la sesera colgando? ¿Y por qué está la señora Onetti comiéndose al gato del vecino?
- Lo de siempre, un brote zombi infeccioso.
- ¿Otra vez? ¡Maldito cementerio nuclear! Acércame la escopeta, anda.


Secuestrados

- ¿Qué hace ahí fuera Lucas arañando la ventana de los Manfield? ¡Debería huir para buscar ayuda!
- ¿Adónde quieres que vaya? No hay más casas en diez kilómetros a la redonda, ¡estamos en medio de la nada, imbécil! Es la única forma de pedir auxilio antes de que el maníaco vuelva para controlar que todos seguimos en nuestras jaulas.
- ¡Mira, la puerta se abre! ¡Estamos salvados, ya está dentro!
- ¡Un momento! Botas de caucho rojo, jersey negro y gorra de béisbol… ¡Ese no era el señor Manfield! ¡Maldito hijo de puta, se ha cargado a los vecinos!


¿Leyenda urbana?

- ¿Qué hace ahí fuera Lucas arañando la ventana? Parece que esté garabateando algo en el vaho del cristal.
- V, E, N, G, O, N, Z, A. ¿Vengonza?
- ¡Venganza, atontado! Te dije que la broma no iba a hacerle ninguna gracia. Ha vuelto al Más Acá para perseguirnos de por vida.
- Joder, ¡qué rencoroso! ¿Cómo íbamos a saber nosotros que el mito de la Coca-Cola y los PetaZetas era real?


Indiferencia

- ¿Qué hace ahí fuera Lucas arañando la ventana?
- ¿Cómo puedes hacer esa pregunta, Elena? Está loco por ti, ya lo sabes. No le coges el teléfono, no le abres la puerta, no le diriges la palabra. Dice que no puede seguir viviendo si le rechazas una vez más. Dice que se tirará.
Elena levanta los hombros con indiferencia y devuelve la atención a su libro de recortes mientras él se precipita desde alféizar de su ventana.


Un lirio y un perdón

¿Qué hace ahí fuera Lucas arañando la ventana? Creí que no vendría después de lo que le hice. Me alegra que esté aquí, pero hace que me sienta culpable. Sin embargo termino relajándome, pues su cara no refleja rencor sino tristeza. Parece dudar de qué hacer a continuación, pero finalmente, lloroso y resuelto, saca de su mochila un lirio espachurrado y un cartel que puedo leer cuando pega al cristal de mi ventanilla. “Te perdono”. Vuelo atropelladamente hacia el andén y nos abrazamos sollozando. “¡Viajeros al tren!” La voz estridente me devuelve al asiento. No hay Lucas. No hay lirio espachurrado. No hay perdón.

jueves, 3 de enero de 2013

La fi del món

    Plou cendra. El cel és una barreja impossible d’obscuritat i foc; l’ambient, de gemecs i silenci. Esclats, destrucció; acaballes, esgotament, final.

      Obro els ulls i tot es difumina. Mentre recobro la consciència observo que tot roman serè al seu lloc habitual. Estudio el retall de cel que s’intueix des del meu llit. No hi ha cendra ni foc. La claredat és encegadora i els sons, els acostumats.

    Però hi ha alguna cosa nova. No a l’habitació ni al cel ni a l’ambient. Dintre meu. És difícil de descriure. Un neguit, un inconformisme. Mentre tot estava malament, jo jeia sense intervenir, veient passar les circumstàncies. “No puc fer res”, em repetia. Mai més. Potser no ha arribat la fi del món que anunciaven, però no restaré indiferent mentre esdevé el veritable desenllaç.

    Resolt, estiro el llençol arrugat i groguenc i hi esbosso amb contundència la paraula que em crema dintre. “PROU”. Surto al balcó decidit a compartir-la amb una energia insòlita.

    Quedo garratibat. Les façanes s’han tornat invisibles. Milers, milions de llençols penjants anuncien que el món, tal com el coneixíem, ha acabat aquesta nit.